Ruido. Ruido. Mucho ruido. ¿De dónde provenía…?
Se acomodó un poco intentando conciliar el sueño nuevamente. Sin embargo, justo cuando pensó que los gritos y el escándalo habían cedido, escuchó el sonido de algo quebrándose. Lentamente abrió los ojos y se incorporó para ver lo que sucedía, encontrándose con el usual desastre que Ken siempre hacía cada vez que estaba hambriento. Prefirió no decir nada. Sabían que a esas horas ella salía a los baños públicos, y era en esa ocasión donde la llenaban de encargos, la mayoría eran encargos de comida o golosinas para Ken. Asintiendo a todo lo que le dijeron silenciosamente, tomó todas sus cosas. Quiso salir lo antes posible de Kokuyo Land.
Era un típico día de primavera. Los rayos de sol caían cálidamente y la brisa acariciaba gentilmente sus cabellos. El frío desaparecería poco a poco y las flores empezarían pronto a abrirse. Era un lindo día, todo estaba en órden, entonces, ¿Por qué se sentia tan desanimada?
-Haa..- Suspiró. Había terminado de asearse. Se dirigía a comprar los encargos que Ken y Chikusa le habían hecho, cuando una mano se posa en su hombro por detrás. Se sobresaltó un poco, pero se sorprendió más al verlas a ellas allí. Eran Kyoko y Haru.
-¡Chrome-chan! ¡Qué sorpresa verte por aquí!- Haru, como siempre, contagiando su buen humor.
-¿Ibas a algún lado, Chrome-chan?- Kyoko, por su parte, mostrando siempre su brillante sonrisa
La chica no supo qué decir. Un sonrojo tiñó sus mejillas mientras abría sus labios para contestar, pero ninguna palabra salió de ellos. En su lugar, un pequeño gruñido salió de su estómago. Las tres chicas quedaron en silencio, mientras que a la peliazul se le subían aún más los colores al rostro.
-¡Ahahah! Chrome-chan, ¿Por qué no vienes con nosotras? ¡Seguro nos alcanza el dinero para comprar tres pasteles!- Rompiendo el silencio, Haru empezó a hablar.
-¡Claro, nosotras invitamos!- Le siguió Kyoko
Haru tomándola por la izquierda, y Kyoko tomándola por la derecha, parecía no tener escapatoria. Aún tenía que ir de compras, y si se tardaba más de lo debido, seguro la regañarían después, como siempre. Bajó la mirada, sonrojándose aún más. Intentó que las lágrimas no cayeran de sus ojos. Realmente eran muy amables, demasiado amables con alguien como ella. Cuando ya logró calmarse, levantó nuevamente su cabeza.
-… Gracias- Mostrando una tímida sonrisa, decidió seguir a las dos chicas, las cuales dejaban un rastro de eterna alegría detrás suyo.
~
Me esmeré ;//A//;, aunque creo que no me centré lo suficiente en Chromeasdasd~