Practicando!... o algo así {Priv. Gokudera}

En medio de su búsqueda de algo para arreglar su pelota el chico de cabellos negros escucho un breve sonido que lo alerto, alguien andaba cerca y si ese alguien era Hibari u otros de los chicos que jugaban a los mafiosos, él estaría muerto y eso… no seria bueno, perder no estaba dentro de sus pronósticos. Suspiro al ver que aun su bate era la katana otorgada por Reborn, por lo menos podría defenderse en caso de que no entendiera la situación

Al darse vuelta, hacia donde se escuchaban los sonidos, escucho una voz familiar… ¿Gokudera? Al parecer Takeshi no era el único madrugador por el lugar. Su rostro sorprendido tanto como el del alvino lo hizo sonreír dejando la espada a un lado y dirigiéndose hacia donde se encontraba su amigo.

- iooo..,!!! Gakudera – dijo como un saludo, levantando una de sus manos mientras que la otra la llevaba hacia su bolsillo delantero del pantalón. No respondió su pregunta, como era de esperar, era demasiado obvio así que lo dejo pasar tan y como lo había echo con lo del sobrenombre, de cierta forma ya se había acostumbrado a este.

Mientras caminaba una gota de agua cayo a su rostro, miro al cielo sorprendido al ver las oscuras nubles que poblaban el cielo tapando al sol y se sorprendió de no haberlo notado antes. Una sonrisa enérgica se formo en su rostro, le agradaban las lluvias ya que sentía que algo en el iba mejor, como si fuera mas fuerte o algo así, además que sentía el impulso de hacerlo todo pero en especial de entrenar.

Volviendo a mirar al frente viendo a Gokudera, Takeshi se pregunto por que estaba él aquí, era temprano y además sábado por lo que no habían clases, era extraño incluso para el.

- no crees que es algo temprano para estar aquí? – dijo omitiendo la parte de que el también estaba, al menos el entrenaba… esa era su escusa.

-mmm? – musito tranquilo mientras volvía su mirada a su espada que pronto volvía a ser un simple bate, aun le era extraño que esa cosa fuera un arma. Se encogió de hombros sonriendo como era habitual en él. Sin dudarlo río divertido al ver molesto a Hayato aunque no sabia muy bien por que era, si por lo que aun era muy temprano o por que llovería, simplemente le hacia algo de gracia el verlo molesto.

Al poco rato su pregunta se respondía, al fin y al cabo Hayato solo venia por el paraguas, después de que Takeshi se imaginara tantas cosas por la causa de la estadía del alvino en el lugar era solo un paraguas, suspiro como confundido llevándose la mano al cabello ya todo mojado e intentando llevarlo hacia atrás para no entorpecer su visión.

- vamos ¿no te quedas a jugar? - pregunto sacando la pelota partida por la mitad que estaba en su bolsillo, y con la ceja arqueada miro a Hayato nuevamente - creo que mejor será para la siguiente ocasión – sonrío finalmente, había olvidado el detalle de la pelota que por ahora había arruinado su entrenamiento.

Ahora sin saber que hacer y sin ningún plan de reserva se dedico a ver caer la lluvia caer sobre el paraguas de su compañero esperando una reacción en este o que al menos algo viniese a su mente pero… nada, estaba demasiado concentrado en la lluvia como para pensar en algo.

{lo siento hoy mi imaginación anda por los suelos, mal día}

Siempre desconectado, él siempre enojado ¿acaso las cosas nunca cambiarían? Con la lluvia menos podía concentrarse en otras cosas que Gokudera decía aunque fuese prácticamente imposible por que quizás no gritaba pero si hababa muy alto. Con sus siempre sutiles palabras el albino le sugirió volver a casa, no seria mala idea dando a notar que estaba todo mojado pero la idea se la hacia tremendamente aburrida, de seguro el iría donde Tsuna, Yamamoto también iría.

Escucho lo ultimo dicho riendo de lo mas divertido, era extraño escuchar a él preocupándose de alguien que no se el Décimo, era como ver una flor en pleno invierno. Al ver que se iba del lugar Yamamoto lo siguió en silencio, como una sombra en la lluvia. El frío comenzaba a aumentar y un horrible escalofrío recorrió el cuerpo del japonés por lo que se acerco a Gokudera, quedándose a su lado.

- Ne Gokudera, ¿de vamos? – dijo sonriendo, pensaba que el ya se había olvidado de su silenciosa presencia.